El compañerismo, clave en el mundo del transporte
El trabajo de los conductores implica en muchas ocasiones el recorrido de grandes distancias para trasladar de una a otra localidad los productos que sirven de insumos a diferentes poblaciones. Para emprender estos viajes realizando la ardua tarea de conducir durante varias horas seguidas se requiere de condiciones físicas, mentales y anímicas de las que pocas personas disponen; por ello, generalmente estas jornadas suelen planificarse para ser realizadas por dos, tres o más personas, entre quienes se distribuye las responsabilidades y funciones de forma equilibrada a fin de conseguir los objetivos encomendados al inicio de la ruta.
Así, como en muchas otras actividades en el sector transporte generalmente se requiere de un trabajo de equipo, para el cual el compañerismo y las buenas relaciones pueden ser vitales e influyen en el desarrollo óptimo de las tareas delegadas. Durante un viaje son muchas las situaciones que deben sobrellevarse, a pesar de las previsiones tomadas siempre se debe enfrentar aspectos como: cansancio, sueño, agotamiento, accidentes, fallas mecánicas, eventos naturales, entre otros, que aunados a la responsabilidad que conlleva el traslado de mercancía o productos de gran valor con un coste económico importante para quien las pone bajo el resguardo de los transportistas; implica una cuota de responsabilidad que difícilmente podrán ser asumidas por una sola persona.
Es por ello, que en el trabajo cotidiano de los conductores suelen generarse relaciones de compañerismo que basadas en la confianza, el apoyo mutuo y corresponsabilidad pueden llegar a perdurar durante muchos años, e incluso mantenerse después del retiro de la actividad. En este sentido, es importante tratar de conservar de la forma más sana posible las interacciones durante las jornadas de trabajo, algunas de las cosas que pueden ayudar a mantenerlas serian:
Ejercitar la comunicación franca y sincera.
Discutir con antelación acerca de las acciones necesarias en la ruta y asignar tareas de cada participante en la jornada.
Equilibrar la asignación de las responsabilidades de la manera más justa posible.
Mantener el buen humor, el ánimo y el optimismo de cara a las circunstancias que se presenten.
Tratar de conocer a los compañeros en cuanto a: fortalezas, debilidades y necesidades, procurando que cada quien asuma aquello en lo que logra destacarse.
Practicar la empatía, ponerse en el lugar del otro cuando surjan problemas.
Asumir las dificultades con madurez, buscar primero las soluciones antes que los culpables.
Asimismo, más allá de la camaradería en el equipo del equipo de trabajo que asume en un momento dado el transporte de una carga asignada; el gremio de los transportistas conscientes de los peligros y los niveles de inseguridad que existe en las carreteras se han abocado también, a mostrar su compañerismo en las ocasiones que sean necesarias durante el tránsito de las rutas interurbanas. Por esto no es difícil observar que uno o varios camioneros se detengan a prestar ayuda cuando encuentra a algún compañero accidentado en la vía, para advertir de algún peligro u obstáculo en el camino, o se observe algún tipo de ataque o agresión en contra de otro conductor. De hecho, muchos grupos de conductores han establecido mecanismos de comunicación por radio, teléfonos, y otros, con el fin de mantener la comunicación constante e informar acerca de los acontecimientos que puedan surgir.
En ese contexto, es válido recordar el viejo adagio que reza: “hoy por mí y mañana por ti”, en referencia a que no se debe dejar pasar una ocasión de colaborar con un compi de trabajo o del gremio de los transportistas, ya que una acción de ese tipo puede ser una garantía de que en el futuro se reciba la misma ayuda o aún mayor.
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